Paseé por tu vida
como el agua pasea por la arena.
Fui espuma en tus pies
más de una vez;
y brisa en tu cara muchos días.
Quise ser como la sal
que escuece y cura tus heridas.
Quise ser el agua
que hidrata y suaviza tu piel.
Quise ser el vapor de tu ducha,
ese, en el que te dejas relajar.
Quise ser el mar al que te asomas
cuando sientes soledad.
Y quise ser la brisa
que lleve tu pesar.
Esperaba ser la luna
que te contempla cada noche.
Esperaba ser la arena
que tanto te ha visto caminar.
Imaginé ser en fin, la noche,
porque así, te vería dormir.
ANA ESTHER GONZÁLEZ GONZÁLEZ